Top 100 canciones de la década en que no se acabó el mundo

Mientras todas las esperanzas y temores de la humanidad recaían sobre el año 2000 y su redondez apocalíptica, para muchos grandes músicos (y otros no tanto) el armagedón no era motivo suficiente para dejar de tocar. Agradecidos por eso, intentamos recopilar lo mejor y más importante de la música de nuestra generación.

Bonus 5: Las que no entraron (The OCHO!)

Si se dan cuenta, llevamos 60 canciones en el ranking y ocho Bonus 5, con lo que ya tendríamos 100 videos comentados. Pero como nos gusta esta situación, vamos a darle hasta llegar al número uno, o hasta que APDAYC nos cierre o algo. Algún día comentaremos sobre eso. Mientras tanto, Bonus 5 de lo más variopinto:

A Perfect Circle - Judith: Esta es una banda que históricamente continúa el trabajo de sus miembros en Nine Inch Nails y Tool. Un video muy bien tratado, y excelente cómo la cinta se sacude y distorsiona con cada acorde. Muy buena post-producción y muy buen sonido entre depre grungy y visceral nu-metal.

Durango 95 - Diversión: Los punkekes chilenos que querían emular sí o sí a Ramones. Lo que les faltaba en originalidad les sobraba en buena vibra y ganas de hacer rocanrol. Buena canción para los veranos, lástima que al igual que sus referentes sea muy corta. Como toda la diversión.

Weezer - Hash pipe: Hablando de música breve, este es un corte del Álbum Verde, año 2001, que apenas llegaba a la media hora de duración. Es difícil pensar en cosas que acompañen mejor una canción que hombres grandes, muy grandes. Si no sabes lo que es una hash pipe, pregúntale a tus padres.

Moby - We are all made of stars: Un video hecho a base de cameos. La lista de semi-estrellas incluye Verne Troyer, Corey Feldman, Gary Coleman, Dave Navarro, Ron Jeremy, Tommy Lee, Leelee Sobieski y al enmascarado The Toxic Avenger. Más Kubrick y un toque de Wes Anderson.

The New Pornographers - Mutiny I promise you: Más letras crípticas y sombrías de A. C. Newman disfrazadas de pop feliz y huevero. Este video nos enseña cuánto mejor serían los programas infantiles con armas. Y a nunca confiar en un oso.

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