Hay bandas que son grandes a punta de esfuerzo, de años y años de dedicación, y es muy poco probable que olviden la experiencia de sudar la gota gorda cuando alcancen la cima. Oasis no es una de esas bandas. Desde el día uno los hermanos Gallagher sabían a qué iban y por qué: querían ser rockstars, porque se sabían los mejores en lo que hacían. Por eso también les cayeron como bomba sus respectivos problemas con el alcohol y las drogas, además de la salida de Paul Bonehead Arthurs y Paul Guigsy MacGuigan. previas a la producción del Standing on the shoulders of giants (2000). Con este álbum la banda británica se despoja de su onda noventera (aunque nunca se la pudieron sacar de encima en los conciertos), y empieza a explorar sonidos más agresivos y exóticos, como el hard rock, un poco de psicodelia y electronica (sin tilde).
Más buen rock & roll inglés para el fin de semana, esta vez del Don't believe the truth (2005): The importance of being idle, otro excelente y negrísimo video, a ritmo de paredón, y sobre todo un homenaje a la holgazanería. Y Layla, con un video de lo que podría ser una Wonderland moderna (no la película de Johnny Depp disfrazado de Carrot Top con la niña que lo acompaña).
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